domingo, 15 de agosto de 2010

Agricultura sostenible - Llanos Orientales Colombianos

Por Nick Israel - (Ingeniero Industrial, Haitiano-Residente en Villavicencio)

La agricultura es por definición el resultado de una fuerte interacción entre el hombre y su medio ambiente. Miles de años de aprendizaje (millones para los evolucionistas) en diferentes tipos de suelos y climas, culturas y organizaciones sociales han hecho conjuntamente con la química, el estudio de la genética y la mecanización una oportunidad para sacar mejor provecho del ambiente, pero también han causado un daño irreparable sobre la biodiversidad, el agua y el suelo que se traduce en el efecto invernadero que conocemos.

La agricultura mundial experimenta cambios profundos: abundancia de alimento para algunas y hambre para otros, es decir el impacto esperado sobre el famoso cambio climático. En el llano tenemos de ambos mundos: incipiente agricultura orgánica en unos, ensayo de fertilizante biodegradable en otros, pero maquillan la realidad del desprecio que tenemos sobre las consecuencias de nuestros actos de hoy sobre el futuro de la agricultura.  Agricultores de países emergentes han lanzado una nueva carrera a la productividad agrícola teniendo en cuenta el agotamiento de los recursos del suelo, agua, la resistencia a las técnicas convencionales de protección de cultivos contra plagas, etc. Están usando la evolución genética light mediante la cual modifican las plantas para resistir escasez de agua, plagas y, lo más importante, para quintuplicar la producción. Detractores no le han faltado, en especial a la clonación, pero de una u otra forma el mundo llámese África ecuatorial sub-sahariana, sureste asiático y en menor medida países del Caribe la recibirán con los brazos abiertos porque quita el hambre.

Con poco más de 85.000 km2, 80% aptos para agricultura y ganadería de calidad, el Meta está en la encrucijada: ¿cómo alimentar a su población y seguir siendo la despensa de Bogotá? En almacenes de cadena de Villavicencio, la libra de carne fina es imposible para el bolsillo promedio: unos $14.000, lo mismo que en Paris, Manhattan o Tokio. Con el precio del arroz y de la leche por las nubes -no importan la o las justificaciones- creo que debemos empezar a invertir en cultivos modificados genéticamente. Los estudiantes de agricultura de la Unillanos deben poner este tema sobre la mesa. El llano deberá mirar esta alternativa en un futuro próximo, que lo quiera o no.

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