domingo, 8 de agosto de 2010

Nuevos Protagonistas del Sector Agropecuario - Colombia


Por:RUDOLF HOMMES (Ex-Ministro de Hacienda y Crédito Publico-Gobierno Gaviria)

Santiago Montenegro organiza una tertulia que se lleva a cabo en la mansarda de la casa que fue de Carlos Lleras, con el patrocinio de la rectoría de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. A estas invitan a expertos nacionales o internacionales a discutir temas relevantes de actualidad con los contertulios. A la última asistieron Álvaro Balcázar y Alejandro Reyes para hablar sobre el sector agropecuario colombiano, el manejo territorial, el problema de tierras, la protección agropecuaria y su incidencia sobre la nutrición y la pobreza. Entre los concurrentes, fuera de los habituales, se encontraba el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo. También Domingo Cavallo y Carlos Eduardo Vélez, que hicieron aportes valiosos a la discusión.
Lo más novedoso de este evento es que se están gestando muy buenas ideas sobre el desarrollo agropecuario y las fallas de la política agrícola; ideas modernas que se apartan del modelo gremial, con alto grado de aceptación por parte de la izquierda y de la derecha, a nivel intelectual, pero al margen de los grupos de presión del sector. Esto genera la esperanza de que por primera vez, en años, cambie la economía política y se formule política agropecuaria en forma independiente, basándose en las necesidades de desarrollo del área rural colombiana y del país, no sólo en los intereses económicos de los gremios de productores y de los terratenientes.

En la presentación que hizo Alvaro Balcázar, sostuvo que uno de los grades errores de la política para el sector -que ha impedido su desarrollo- ha sido destinar cuantiosos recursos públicos a pagos que reciben los productores privados en forma de subsidios o a apoyarlos vía crédito 'de fomento', cuando lo que hacía falta era invertir en bienes públicos que beneficiaran al ramo y promovieran la producción y la productividad.

En otras palabras, que la plata que se ha gastado en programas como AIS o la 'Ley Quinta', por mencionar sólo dos, hubiera estado mucho mejor empleada en proyectos de infraestructura, investigación y asistencia técnica para los agricultores, en formación de capital humano a nivel rural o en sostenimiento de dicho capital ofreciendo servicios de salubridad, agua potable, capacitación y bienestar social para los trabajadores y sus familias.

Este error se hace más crítico si se subsidia la producción de bienes que no son aptos para ser cultivados localmente, como algunos granos, porque son para otros climas o geografías, y porque no sólo se aplican mal los recursos, sino que se destinan a preservar cultivos que no tienen razón de ser, y cuyos productores presionan políticamente al Estado para que los proteja. Como se trata en casi todos los casos de alimentos, la protección que se les otorga al valor de la canasta de consumo (y el de la tierra), se convierte en una política regresiva que afecta mucho más a las familias de menores ingresos. Los subsidios y la protección tienen un doble efecto negativo sobre la distribución de ingresos, de riqueza y de oportunidades, porque las ayudas les llegan a los ricos y no a los pobres, y la protección les pega más duro a estos últimos que a otros consumidores y limita las oportunidades de los niños de estas las familias.

Si el Gobierno que recién comienza logra liberarse de los grupos de presión que han dictado tradicionalmente la política, es posible que logren convertir al campo colombiano en una 'locomotora de desarrollo', como lo han anunciado.

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